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¿Quieres que te cuente una historia?

En varias ocasiones he querido sentarme a escribir la historia de cómo mi abuelo, un hombre humilde y trabajador llegó en medio de una época tremendamente difícil de la historia del país a una región apenas comenzando a establecerse como una comunidad y logró sacar adelante a su familia a través del café.

Pero después de pensarlo, he decidido que esta historia no puede tratarse solo de él, sino también de las personas que siempre estuvieron a su lado para ayudarle, y principalmente de mi padre.

Mi padre Benjamin nació el 22 de mayo de 1947, fue el primero de 11 hermanos y siendo el hijo mayor de mis abuelos, pudo acompañar cada paso de la familia desde un papel protagónico.

Su primer recuerdo de las “aventuras” familiares data de 1949, cuando solo tenia 3 años, increíblemente tiene recuerdos muy claros de cuando llegaron a Sevilla, específicamente a la vereda La Melva donde mi abuelo huyendo de la violencia de la época dejó su tierra en Ceilán para asentarse en una zona selvática donde cortaba madera para venderla y alimentar a su esposa y dos pequeños hijos. De la madera que cortaba, guardaban los bordes de los árboles y con estos construyó el primer rancho cubierto con hojas de platanilla y luego construyó con sus propias manos la primera casa de madera con techo de “astilla”.

Aún se conserva parte del bosque

A medida que se iba cortando el bosque, se iba sembrando café. En esta época la forma de sembrar era bastante rudimentaria, pues se tomaban las plantas de cafetales viejos y se movían completas al nuevo espacio. De esta forma se comenzó a formar el primer cultivo de café en esta región. Al poco tiempo de iniciar este cultivo, nuevamente mi abuelo se mueve a otra finca para continuar con el negocio que conocía mejor, el de la madera, así que se traslada hacia una región conocida como “tierra fría” de la cual he escuchado hablar muchas veces pero que su sólo nombre no me ha provocado muchas ganas de conocer.

En este momento, mi padre tenía alrededor de 7 años, y era el compañero incansable de mi abuelo para sacar las cargas de madera y carbón que se producían. Al ser el hijo mayor, una parte importante de su rol era el de servir de apoyo y trabajar desde muy temprano en las labores que poco a poco era capaz de realizar.

Después de un par de años y el nacimiento de uno o dos nuevos hijos y la muerte de una pequeña, los abuelos deciden trasladarse a Marcella Caldas, donde el abuelo adquiere un lote de tierra para seguir explorando oportunidades. En este punto creo importante hacer una pausa para hablar del momento histórico que estaba viviendo el país con la guerra conocida como la “Violencia” en la que los Liberales y Conservadores se mataban para apoderarse del poder del país y en su camino asesinaban a todos los que no compartían sus ideas.

En junio de 1959, la familia regresa finalmente a establecerse en la finca que hoy en día produce el café de 1715 Coffee, pero desde ese momento hasta ahora hay algunas historias que se deben contar. Mi padre tenía 12 años en esa época y recuerda con mucha claridad que una de las razones de su llegada nuevamente a esta tierra fue el temor de los abuelos de ser asesinados por sus inclinaciones liberales.

En esta época, liberales y conservadores (conocidos como la guerrilla y la chusma) se habían repartido las veredas y estaba prohibido para liberales estar en sectores conservadores y viceversa. Así que el señor Roberto Zapata, de inclinación conservadora había tenido que dejar su finca y le pidió a mi abuelo que la administrara pues no podía visitarla, mientras que el abuelo por ser liberal si podía. Mientras que la tierra en Marcella tenía exactamente la misma situación en sentido contrario. Es así como mi abuelo, motivado por “La Violencia” deja su tierra y viene a administrar esta finca, ahora cafetera. Que agrupaba lo que hace algún tiempo había sido la finca de mi abuelo (aquella donde hizo la casa de madera y que luego fue quemada por la guerrilla) y otras pequeñas fincas vecinas.

En esta época, la finca administrada por el abuelo con la ayuda de sus hijos era una finca principalmente cafetera pero con los recursos de la época el proceso de producción de café era bastante básico, por no decir rudimentario. Ya por aquella época la familia había crecido y mis tíos y tías estaban entre los 2 y 10 años. El café era procesado en diferentes partes de la finca, con una máquina de pelar manual y cajones en madera para lavarlo, y era llevado al pueblo en caballos para ser vendido en los depósitos de café. La producción era abundante y la mano de obra también, por lo que era un negocio bastante próspero.

En el centro los abuelitos

El abuelo después de algunos años, logra vender su tierra en Marcella y con sus ahorros compra la mitad de la finca a su nuevo dueño, quien había hecho un intercambio con el señor Roberto Zapata. El valor de la transacción por la mitad de la finca (unas 7 plazas) fue de 22 mil pesos de esta época. Tras esta transacción y al seguir mi abuelo administrando toda la finca, ahora el 75% de lo que se producía era para él (50% por derecho propio y 25% al trabajar la finca en compañía con el dueño).

Este negocio después de algún tiempo deja de ser muy atractivo para el dueño, quien le pide a mi abuelo dividir oficialmente la finca en dos partes para él encargarse de su propiedad. Es así como el abuelo y mi padre llegan un día y hacen la división de la finca. El abuelo se la juega y divide intencionalmente la finca en dos partes una más pequeña pero con casa y la otra más grande. Cuando el socio llega a elegir su parte, se deja tentar por el área de mayor terreno, pero no se da cuenta que este le produce un mayor esfuerzo al tener que procesar el café a una mayor distancia y sin los elementos necesarios para hacerlo.

Es así, como después de algunos meses le ofrece a mi abuelo su parte también y el abuelo decide meterse en su primera deuda bancaria. Aunque él no estaba muy convencido de hacerlo, se dejó influenciar y realizó la solicitud del crédito para expandir su propiedad. El banco también le financió para construir el beneficiadero y mejorar la casa. La deuda llegó a un monto de 55 mil pesos (30 mil de la nueva finca y 25 para hacer las mejoras) con el banco Cafetero. El lector podrá imaginarse el temor de perderlo todo con el banco y también podrá imaginarse la cantaleta de la abuela. Sin embargo, la deuda se pago fácilmente gracias a la buena producción de café.

A este momento transcurría aproximadamente el año 1965 y mi padre rondaba casi los 21 años. Un par de años después, mis padres se casaron en 1968, y él comienza su propia historia de emprendimientos y trabajo duro. La finca desde ese año ha conservado su espíritu fundamentalmente cafetero. Poco a poco se fueron adquiriendo nuevos terrenos y se amplió la finca hasta llegar a tener casi el doble de tamaño.

Mi padre a sus 74 años

Para no alargar más la historia, me gustaría cerrar con dos datos que me parecen interesantes para el lector:

El primero es que en aquella época la producción de café era realmente muy abundante, un solo árbol de café podría producir hasta 4 arrobas (uñas 100 Libras). Esa es una de las razones por las que la demanda en mano de obra era muy alta. Un trabajador podía recoger en el día un promedio de 6 árboles. Afortunadamente, en esa época había también gran oferta de personal y era muy fácil conseguir trabajadores.

El segundo, es de una época más reciente en el año 1986, para ese momento mi familia se había trasladado desde Cali para vivir en una de las casas de la finca. Esta fue posiblemente la cosecha más grande que hemos visto y se tuvieron más de 85 trabajadores en la finca para poder recoger todo el café, y aún con todas estas personas no se logró y el café se perdía en los árboles. Para este momento yo tenia 9 años y recuerdo también haber ayudado en la recolección después de la escuela.

Para terminar, tras la muerte de mi abuelo en el año 93, la finca entra en un proceso de sucesión entre los hijos y mi abuela y la finca es dividida. 10 de los hijos recibieron su parte de la finca y mi abuela recibió la mitad.

Una parte de la herencia de mi abuela fue la que años después negociamos para que ella pudiera disfrutar de sus últimos años de una manera más tranquila. Y es la finca que hoy se conoce como La Primavera y donde se produce a 1715 metros sobre el nivel del mar el café especial de 1715Coffee.

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